La cabaña de Seisdedos
Dejé de ser de
izquierdas tan pronto me di cuenta de que ser de izquierdas era
mantener vivo el espíritu religioso en un mundo que se iba volviendo
descreido, al menos la parte del mundo donde yo vivía.
A medida de que los
católicos se volvían indiferentes al cumplimiento de los ritos y
relegaban su sentimiento religioso al ámbito privado y en cantidades
residuales, las sedicentes laicas izquierdas persistían en dividir
el año como en la época medieval, tocando las campanas de su
iglesia y sacando a pasear al santo.
Un día era el día de
los trabajadores y la cofradía de san Karl Marx sacaba a este en
angarillas; otro el de la mujer trabajadora, Santa Fábrica Cotton;
más allá el día de la tierra con la Santa Ballena y sus
querubines, serafines y tronos: día del árbol, día de la selva
amazónica, día contra la fiesta de los toros, día sin tabaco; san
Once de Septiembre con su doble modalidad, San Salvador Allende y
Santa Autonomía Catalana… Ya hubiera querido para si el arcángel
Gabriel en su lucha contra el maligno unas legiones angelicales tan
surtidas como las que movilizaban las izquierdas. Luego estaba el día
de los derechos humanos y así un etc que llega a ser interminable.
Con unas celebraciones y otras la basca se distraía.
Hace poco celebramos el
día de la república española con varios santos que se disputan los
favores de los devotos. Está San Francisco Ferrer, Santa Mariana
–que ignoro si en España tiene advocación propia-, Santos Miguel
Hernández, García Lorca y Antonio Machado. Y otros muchos, cada
uno con su grupo de creyentes. Algunos le cantan a San Buenaventura
Durruti, otros a San Ortega y Gasset.
El caso es que tanto
fervor, tanta festividad y tan inane, tanto brindis al sol, tan
alejado de los problemas que nos devoran y sobre todo tan alejado de
las soluciones a cualquiera de esos problemas, me recuerda que
estamos en España y que nos pierde la estética. Y yo que me siento
cómodo en mi país, con mi gente, con sus cosas, con sus fiestas,
también quiero celebrarlo. ¿Dónde está la capilla más cercana
para ponerle una vela al santito que prefiero?, San Seisdedos, el
anarquista que creyó llegado el momento de instaurar el paraíso en
la tierra y al que las tropas de asalto convencieron de que aún no
tocaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario